Sismo del 85
Es horrible despertarse y que no sea tu mamá quien lo hace, sino un sismo a las 7:19 de la mañana. Así ocurrió aquella ocasión. Despertar por el movimiento y por el crujir de las paredes y techo de la humilde vivienda donde viví con una tía, hermana de mi padre. Un movimiento que aún 37 años después lo recuerdo con pocas imprecisiones. Una mañana única pues nadie te prepara para un acontecimiento así, donde, al igual que si alguien te apunta con un arma, sabes que lo próximo que ocurrirá será incierto y sólo esperas el final de tu existencia, el momento donde caiga la vivienda y será esa la sepultura, el final de la corta vida, pues a los 16 años aún falta mucho por experimentar y vivir. Fue un jueves 19 de septiembre del año 1985. La curiosidad me hizo ir al día siguiente, viernes 20, a mirar los estragos hechos y causados por el sismo. Al salir de la estación del metro, aquellas estaciones que no estaban canceladas pues muchas carecían de servicio debido al sismo, llegaba un